El proyecto ANID IDEA i+D, “Refugios Biourbanos”, desarrollado por la UTEM en asociación con la UCEN , recientemente ha puesto en marcha seis pilotos experimentales de refugios climáticos, los que innovan aplicando Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) y diseño urbano. La iniciativa es liderada por el Departamento de Planificación y Ordenamiento Territorial, y participan académicos, estudiantes y egresados/as de las facultades de Ciencias de la Construcción y Ordenamiento Territorial y de Humanidades y Tecnologías de la Comunicación Social.

“La UTEM tiene un marcado liderazgo en temáticas de sustentabilidad en educación superior y, en este caso, hemos trabajado permanentemente en transferir desde el quehacer de la arquitectura y el urbanismo, la dimensión medioambiental de manera integral. Este proyecto permite disponer de espacios de experimentación y de toma de datos, así como de instrumentos y equipos de medición asociada a la eficiencia energética y el acondicionamiento ambiental, los que resultan sumamente relevantes de modo de mejorar el conocimiento a nivel nacional, para el aprendizaje situado. y la vinculación real de la academia con el entorno”, explica la directora del proyecto, Dra. Rosa Chandía Jaure, académica del Departamento de Planificación y Ordenamiento Territorial.

La iniciativa nace en el núcleo de investigación Aguas de Barrio, perteneciente al Programa de Innovación y Transferencia en Arquitectura y Territorio (ITAT) de la UTEM, el cual desarrolla investigación, docencia y vinculación con el medio desde la experimentación interdisciplinar en el Diseño Urbano Sensible al Agua, e incorporando además asociaciones vegetales nativas de la zona central de Chile. En este caso en particular, el proyecto utiliza estrategias de captación, retención, canalización e infiltración de diferentes tipos de aguas a través de seis pilotos de refugios climáticos construidos en la UTEM y en la UCEN.

“El diseño del espacio público sensible al agua y resiliente al clima para fomentar la biodiversidad, es integrado y, como tal, tiene que ser capaz de hacer conversar diferentes actores que velan por el bienestar urbano desde distintos enfoques. Creemos que el diseño sensible al agua tiene el potencial de mejorar la gobernanza, de crear diálogo y eso es lo que estamos probando ahora dentro de la universidad, para que cuando tengamos el modelo validado podamos sacarlo a la ciudad”, detalla Andrés Cataldo Cunich, director alterno del proyecto y académico de Arquitectura UTEM.

Diseño urbano sensible al agua

“Refugios Biourbanos” se sitúa como un proyecto de investigación aplicada, con un fuerte componente de colaboración, asociatividad y vinculación. Se trata de una instancia que surge del trabajo colaborativo entre la Universidad Tecnológica Metropolitana en conjunto con la Universidad Central a través de los núcleos Aguas de Barrio y Jardín Biodiverso, respectivamente. Además, el proyecto tiene a la Municipalidad de Santiago, y al Fondo de Agua de Santiago, como entidades asociadas, y es apoyado por el SEREMI de Salud de la Región Metropolitana, al mismo tiempo que tiene al Parque Metropolitano de Santiago y el Gobierno Regional de Santiago como colaboradores.

“Es muy importante que la universidad genere un trabajo colaborativo, para poder dejar sobre la mesa que el diseño urbano tiene que ser integrado. Para ello, es fundamental crear este tipo de refugios climáticos, ya que las ciudades tienen que adaptarse al cambio climático. Hoy en día, estamos construyendo ciudades que se han desvinculado de su relación con la naturaleza, lo que hace que no sean resilientes a las propias características del lugar, y el cambio climático lo exacerba. Por eso vemos lluvias extremas, como estamos viendo en esta temporada, en una ciudad que está completamente hormigonada, y calor extremo en una ciudad que no está arbolada. Entonces estas soluciones ofrecen posibles adaptaciones para construir ciudades más resilientes”, subraya Andrés Cataldo Cunich.

Actualmente, en el espacio aledaño al edificio de Dieciocho #390 de la UTEM se han construido cuatro pilotos de refugios climáticos, cada uno de estos asociado a un sistema de agua distinto, abastecidos de aguas lluvias, agua potable, y aguas grises regeneradas. A partir de este modelo, se busca estudiar y medir la efectividad de las SBN, analizando la cantidad y calidad de agua que se retiene, y la respuesta de la biodiversidad y la capacidad de generar microclimas favorables al bienestar térmico.

El proceso es interdisciplinar y participativo: “Se han construido pilotos de refugios climáticos para la biodiversidad y el bienestar humano, con el fin de monitorear el comportamiento de las especies vegetales frente a distintos tipos de agua, y distintas geometrías de diseño. La integración se ha realizado a través de la convocatoria de prácticas de Aguas de Barrio, donde han colaborado estudiantes, docentes y egresados de Arquitectura, Ingeniería en Construcción y Diseño de la UTEM, además de alumnos y alumnas de Arquitectura del Paisaje de la Universidad Central, nuestra entidad socia del proyecto. También hemos realizado llamados a voluntariado para ser parte de las actividades de plantación de flora nativa que los Refugios Biourbanos incluyen”, recalca Chandía Jaure.

En el proceso de la investigación, se espera que dentro de los próximos meses se lleve a cabo el seguimiento y observación de la evolución de las especies vegetales y del comportamiento microclimático, con el fin de validar la hipótesis del proyecto, vinculada a la efectividad de la implementación de SBN en el Diseño Urbano Sensible al Agua. Con los datos validados se puede rediseñar una propuesta de modelo replicable de micro-refugio climático para espacios públicos de escala barrial en la ciudad.